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Australia, los diarios de Land Rover

”Bien amigos. La regla número uno al caminar y pescar en tierra de cocodrilos es no pararse a menos de dos metros de la orilla del agua. ¡Nuestros cocodrilos son muy rápidos! También tienen que considerar no sacar agua del mismo lugar del río todos los días, porque los cocodrilos estudian tu comportamiento y te van a esperar en el mismo lugar. Ellos tienen sensores de movimiento a través de su cuerpo, así es que siempre saben dónde hay una presa potencial. No importa si tú no los puedes ver, porque ellos sí saben dónde estás tú. Y por último, si tienen una sensación de sentirse observados, muévanse a otro lugar, porque es muy probable que los estén observando. Nuestros cocodrilos no son como los africanos que son más flojos y no se mueven tanto. Los australianos son feroces y no van a dudar en atacar si tienen la oportunidad.”

Suena como una película del mundo salvaje, pero estas fueron las instrucciones reales que nos dio nuestro amigo australiano Shane Ross, el día antes de llevarnos de viaje a acampar y pescar en la península de Cape York, en el norte de Queensland, junto con su papá, Greg. Algunos días antes, habíamos visitado una granja de cocodrilos que funciona como parque, donde pudimos ver cocodrilos bastante grandes. El más grande de todos era un cocodrilo marino, que medía 5.4 mt. Tenía más de 100 años y a pesar de estar ciego y no tener ningún diente, aún era capaz de aparearse sin problemas y darles una buena pelea a los cocodrilos más jóvenes.

En este viaje hemos sido capaces de ver muchos animales diferentes, muchos de ellos bastante impresionantes. Pero una de las cosas que más nos impresionó en Australia, es la fuerza de la mordida de los cocodrilos comparado con la de otros animales. Los humanos somos capaces de morder con una fuera de 150 psi (libras por pulgada). Los tiburones blancos pueden alcanzar 700 psi. Las hienas son más fuertes y pueden llegar hasta 1.100 psi, mientras los jaguares – que tienen la mordida más fuerte de todos los felinos – pueden llegar a 1.500 psi. Bueno…. Los “salties” (como les dicen en Australia a los cocodrilos marinos) pueden llegar hasta las 3.500 psi, lo que implica que, si llega a atraparte, tienes muy pocas posibilidades de escapar. El sonido que hacen las mandíbulas de estos animales cuando se cierran es impresionante.

Así es que con instrucciones claras, partimos a acampar y nuestros amigos manejaron más de 800 km desde Mission Beach, en el sur de Cairns, hasta el parque nacional Oyala Thumotang, que cruza el río Archer. Carsten era el más emocionado de todos porque esperaba pescar muchos barramundis, saratogas, etc.

Pienso que ese viaje fue la primera vez que empezamos a darnos cuenta de uno de los aspectos más importantes de Australia… que es un país gigante. El territorio de Australia es diez veces más grande que el de Chile; levemente menor a Brasil o EEUU y en él viven solamente 24 millones de personas. De ellas, 15 millones viven en las cinco grandes ciudades de las costas este y oeste, con lo cual quedan solo 9 millones para poblar todo el resto del país; lo cual se traduce en un país muy poco habitado en general. Así es que cuando uno viaja por tierra en Australia debe esperar manejar grandes distancias viendo pocos pueblos y poca gente. En toda la semana que pasamos en el parque, no vimos a ninguna persona más; lo cual, en realidad, para nosotros fue buenísimo.

Lo pasamos súper bien esos días. Yo pesqué el segundo pez (un besugo negro) que he pescado en toda mi vida y pasé la mayor parte del tiempo leyendo libros y sacando fotos, mientras Carsten, Greg y Shane pescaban toda clase de peces diferentes. Disfrutamos mucho volver a hacer asados a la luz de las estrellas, las conversaciones al calor de la fogata y los cantos de los pájaros que nos despertaban cada mañana muy temprano. ¡Un día vimos una manta raya de río gigante! Y todos los días teníamos visitas de canguros y wallabies que pasaban cerca del camping a mirar qué estábamos hacienda ahí. Los canguros también deben tener un profesor de seguridad porque tampoco toman agua directamente en el río. En lugar de eso, hacen un hoyo a unos dos metros del río de donde sale agua y pueden tomarla, obviamente para no estar cerca de los cocodrilos. Hay una de nuestras fotos de Cape York donde pueden ver esto.

Durante nuestra estadía en el parque, tuvimos visitas ocasionales de un cerdo salvaje. Los cerdos son una plaga enorme en Australia y en varios parques nacionales pudimos ver la destrucción que han causado. Empezaron a ser introducidos tan pronto como Australia fue descubierta, pero en números mayores cuando empezaron a llegar los primeros colonizadores. Hoy en día, dado que no tienen predadores naturales, han llegado a una población de alrededor de 30 millones de animales y representan la mayor amenaza de todas para animales más pequeños y para los ecosistemas dependientes de los billabongs (pozos de agua que quedan una vez que los ríos bajan en temporada seca). Los cerdos se comen todas las plantas que crecen en la orilla y dentro del billabong, con lo cual eliminan toda posibilidad de supervivencia de otros animales. Al igual que los castores en Chile, hoy los cerdos salvajes de Australia son una plaga y está permitido matarlos. Su carne no puede ser utilizada porque en general estos animales tienen muchas enfermedades contagiosas, entre ellas la tuberculosis, con lo cual la falta de incentivo económico, sumada al enorme territorio de Australia, hacen que su población sea muy difícil de controlar.

Los cerdos no son los únicos animales introducidos en Australia. Una de las introducciones más insólitas son los camellos. Australia tiene una población de cerca de medio millón de dromedarios y camellos salvajes, que fueron introducidos alrededor de 1840 para ayudar en la construcción de los caminos y la línea de tren que va entre las ciudades de Adelaide, en el sur, y Darwin en el norte. Una vez que la línea fue terminada, los animales fueron liberados y hoy viven libremente en el desierto. Tampoco tienen predadores naturales, con lo cual se requiere un control regular de su población.

Durante nuestra semana en Cape York hicimos otro descubrimiento importante sobre Australia. Antes de llegar a este país habíamos escuchado tantas historias de animales terroríficos, que nos indicaban que no se puede andar descalzo, ni en hawaianas, no se puede dormir en el suelo o en una carpa porque las serpientes, arañas y escorpiones saldrían por todos lados. Bueno, por lo menos nosotros podemos decir que estas historias no tienen mucho fundamento porque no tuvimos ni siquiera un zancudo adentro de nuestra carpa. Con respecto a los peligros, Shane y nosotros estamos de acuerdo en que África es MUCHO más peligrosa que Australia, sobre todo a la hora de acampar al aire libre. En África no puedes dormir en un campamento que no tenga reja sin tener que estar alerta de las hienas, los leones, leopardos o algún hipopótamo que quiera comer pasto cerca de ti. En las noches no puedes caminar sin zapatos porque es seguro que pisas o te pica o te muerde algún bicho peligroso. Cuando estábamos en Sudáfrica, a Carsten le escupió en la cara una cobra negra que se asustó cuando nosotros pasamos por su lado sin verla. Por suerte él andaba con lentes, así es que no le pasó nada, pero si no los hubiera llevado podría haber quedado ciego. En Australia en cambio, puedes caminar libremente a todos lados en la noche o el día sin te pase nada; a menos que se te ocurra meterte a un río turbio y aparezca un cocodrilo.

Es verdad que en Australia viven las arañas y serpientes más venenosas y peligrosas del mundo. Probablemente la razón de esto es que muchas de ellas viven en territorios muy remotos y con muy poca comida. Es por ello que desarrollaron herramientas de caza y de ataque que les garanticen una presa, porque muchas veces pasan mucho tiempo sin comer. Pero si bien estos animales existen en Australia, pensamos que la mayoría de las veces es muy poco probable que los encuentres en tu camino. Nos dijeron que las “montañas azules”, cerca de Sídney, es un lugar reconocido por tener muchas tarántulas venenosas, pero nosotros no vimos ninguna. Tal vez, solo fuimos afortunados.

Por otro lado, en el caso del mar, la historia es diferente. En Australia viven las “avispas de mar” y el Irukandji, que son las medusas más venenosas del mundo. Son especialmente comunes durante la época lluviosa y es por ello que la mayoría de los australianos nada en el mar usando trajes de malla para evitar las picaduras de estos animales. Si sumas a eso, que Queensland y los territorios del norte, están llenos de cocodrilos marinos, el peligro es más inminente, así es que, en nuestro caso, decidimos mantenernos fuera del agua.

En total, pasamos más de tres semanas en Queensland, una región que casi solo se puede visitar en la época seca, porque en temporada de lluvias, la mayor parte del territorio al norte de Cairns queda completamente aislado por la crecida de los ríos. En esta zona de Australia también son comunes los ciclones, que en los últimos años se han hecho cada vez más comunes y destructivos. El ultimo ciclón grande fue Yasi, que pasó el año 2010, con vientos de hasta 300 km/h y que dejó troncos y ramas de árbol completamente incrustadas en el jardín de los papás de Shane y casi se llevó el techo de la casa.

Además de nuestro paseo a Cape York, visitamos las zonas costales de Queensland, las cuales están cubiertas con selva lluviosa (la más antigua del mundo) y algunos parques nacionales con cataratas muy bonitas. A pesar de todos los esfuerzos de los australianos por convencernos de ir a la gran barrera de coral, decidimos no ir porque era caro para nuestro presupuesto y hay tantos lugares que ver en esa costa de Australia que preferimos hacerlo en algún otro viaje en el futuro, ojalá en barco, lo cual es una experiencia mucho mejor.

Desde nuestro recordado viaje a África hemos estado hablando sobre comprar un Land Rover y hacer en él un viaje por tierra por todo el mundo. En Australia pudimos arrendar uno por un precio razonable, así es que decidimos probarlo para ver qué tal la experiencia. Lo arrendamos en Cairns y manejamos 7.300 km hasta devolverlo en Sídney tres semanas después.

Una vez estando en Australia tuvimos que acortar nuestro itinerario original a algo más realista, porque como les contamos antes, Australia es enorme y no queríamos pasar tres semanas manejando y no tener tiempo para bajarnos del auto. Así es que, como no somos grandes fanáticos de la playa, decidimos no pasar por Brisbane y toda la zona de la costa dorada y la costa del sol (que es el paraíso de los surfistas) y preferimos manejar a través del interior para recorrer algunos parques nacionales. Tampoco pudimos ir a Uluru, la famosa roca roja que está en el centro de Australia, porque ir y volver a la costa significaba un viaje de más de 5.600 km y no teníamos tiempo para hacerlo. En avión era más rápido, pero al parecer el lugar se ha vuelto demasiado turístico y caro, así es que también lo dejamos para una próxima vez. Así es que, en lugar de eso, visitamos el parque nacional Carnarvon que es muy bonito y disfrutamos mucho caminar por el cañón y estar de nuevo en la naturaleza. En este parque conocimos también a muchos “nómades grises”, un término que usan los australianos para referirse a los jubilados que compran casas rodantes y se van a recorrer Australia por un tiempo indefinido. Conocimos a una pareja de 70 años que llevaba cinco años y medio viajando y recién estaban regresando a su casa.

Desde Carnarvon continuamos hacia el sur y tuvimos que hacer un desvío a Sídney, porque nuestro primer auto, que tenía 450.000 km y estaba bastante maltratado, tuvo una falla en el motor de partida. Nada grave, pero no quisimos tener problemas en algún lugar más aislado, así es que preferimos desviarnos 500 km y cambiar el auto. El que recibimos, tenía 380.000 km, pero estaba en mucha mejor condición. El equipamiento del primero era mejor que el del segundo, pero funcionó súper para hacer el resto del viaje. Obviamente no es un auto rápido, pero con él puedes llegar a cualquier lugar. Se nos hizo tarde para regresar a la carretera ese día, así es que dormimos en una playa al sur de Sídney y al día siguiente seguimos rumbo al sur.

Cuando llegamos a la altura de Sídney, empezamos a ver más vegetación y cerros, así es que decidimos manejar a través de la Great Alpine Road, que resultó ser un camino muy bonito. Los cerros son bastante bajos si se comparan con nuestra cordillera de los Andes, sin embargo, hay un centro de esquí, ubicado en el monte Hotham a 1.845 mt de altura. En toda esta zona, Australia tuvo su “fiebre del oro” alrededor de 1850. Hoy solamente quedan los carteles que lo recuerdan. Por primera vez desde mayo, cuando estuvimos en Sikkim, en el norte de la India, tuvimos que ponernos ropa de abrigo y no pudimos sacárnosla hasta que regresamos a Sídney, porque todo el sur de Australia es bastante frío y era recién primavera en la fecha en que estuvimos ahí. También los animales empezaron a cambiar en nuestro viaje al sur. En el norte solo veíamos canguros atropellados en la carretera y en el sur empezamos a ver wombats atropellados. Afortunadamente, sí pudimos ver algunos vivos cuando visitamos el parque Wilsons Promontory. Esa fue otra sorpresa más de Australia… al contrario de lo que yo pensaba, los wombats no son pequeños y tiernos como los koalas, sino que son enormes y los adultos pueden llegar a pesar hasta 40 kilos. Si llegas a chocar en auto con alguno de ellos en la noche pueden causar un gran daño, igual que los canguros.

Después de visitar Wilsons emprendimos rumbo hacia el Great Ocean Road, pero antes decidimos parar para visitar el Museo de la Memoria de la Guerra de Vietnam en la isla Philip. Fue alrededor de ese momento en que alguna información que había leído y escuchado de Australia empezó a decantar en mi cabeza y empecé a sacar algunas conclusiones.

Está registrado que varios marinos europeos navegaron por las costas de Australia alrededor del año 1600, pero hasta 1770 nunca hubo ningún intento de establecerse ahí. La primera persona que reclamó Australia, fue el capitán James Cook, de la marina inglesa, quien en 1770 encalló en la gran barrera de coral, “descubriéndola” así. A partir de 1788, Australia comenzó a ser colonizada por los británicos y la colonia de Nueva Gales del Sur, fue declarada colonia penal como todos sabemos.

Lo interesante de esta información son las fechas, porque esto significa que hasta 1770, Australia estuvo habitada solamente por aborígenes. Es increíble pensar que cuando los Estados Unidos estaban a 6 años de declarar su independencia del imperio británico y Chile llevaba 230 años siendo una colonia española, Australia estaba recién siendo descubierta.

Siempre me pareció extraño que en Namibia y en Australia me preguntaron cuáles eran mis orígenes: “¿De donde en Europa viene tu familia?”. Para mí esta pregunta era bastante extraña, pero no fue hasta este viaje a Australia que entendí la razón por la cual me lo preguntaban. Ambos países fueron colonizados recién alrededor del 1800 y la colonización inglesa siempre fue realizada por familias completas o personas que no se mezclaron con los habitantes originarios. Por lo tanto, los blancos en África o en Australia siempre pueden dar su árbol genealógico completo, el cual siempre los lleva a Europa. Para muchos australianos es motivo de orgullo el ser descendiente de inmigrantes libres y no de los que llegaron como prisioneros. No estoy segura si fui muy clara al explicarles que, de partida, la América no inglesa fue colonizada desde el año 1500 y además de ello, los españoles y portugueses se mezclaron desde un principio con la población indígena local, por lo tanto, nosotros somos una mezcla racial desde hace más de 500 años.

El estilo de vida de la población indígena en todos los continentes es, tristemente, bastante similar. Con muy pocas excepciones, los indígenas siempre son más pobres, tienen menos educación y son más propensos al alcoholismo que la población no indígena. Después de este año de viaje, hemos llegado a la conclusión que los esfuerzos por “llevarlos a la modernidad” y “convertirlos en uno de nosotros”, han sido un fracaso, en primer lugar, porque nosotros estamos convencidos que nuestra forma de vivir es mejor que la de ellos. Todas las políticas indígenas se basan en ideas simples y son propuestas por personas que no entienden la realidad ni respetan las creencias y tradiciones de los pueblos originarios. Tal vez la diferencia más obvia entre ellos y nosotros, sea nuestro uso de la naturaleza como un “recurso” que está a nuestro servicio, mientras que los pueblos originarios se ven a sí mismos como parte de la naturaleza y su existencia está determinada por la existencia de ella.

Muchos de ustedes tal vez vieron la película “Australia”, en la cual se mostraba la historia real de las “generaciones robadas”. Desde 1905 y hasta muy entrados los años 70, el gobierno australiano llevó a cabo una política de “asimilación”, la cual implicó alejar a todos los niños aborígenes y los nacidos de relaciones interraciales, de sus familias, para que fueran criados por familias blancas o instituciones. El objetivo de esto era criarlos bajo los estándares de la raza blanca. Los nombres de los niños fueron cambiados, no podían hablar en su idioma materno y obviamente, todas sus tradiciones y vínculos sociales con su pueblo fueron completamente perdidos. La mayor parte de estos niños nunca volvieron a ver a sus familiares y los que lo hicieron, al regresar ya no tenían conexión alguna con su cultura, con lo cual se encontraron atrapados entre dos mundos que eran incapaces de aceptarlos. Tampoco recibieron la educación que se les prometió y muchos terminaron como sirvientes o peones de campo. Con una historia así, no es difícil entender por qué el alcoholismo es un problema tan grande en comunidades aborígenes australianas, y por qué las multas por ingresar alcohol a estas comunidades son tan altas. Pero como la creatividad humana no puede ser frenada, algunas personas en Australia (no solo aborígenes) encontraron una solución para esto y hacen bebidas alcohólicas mezclando Fanta con vegemite, una especie de concentrado de caldo Maggi que es muy popular en Australia y está compuesto casi completamente por levadura.

Hoy en día, todos los parques nacionales en Australia tienen relación con la cultura aborigen. Están en tierra de aborígenes y contienen elementos sagrados para ellos. Se pueden comprar suvenires con motivos aborígenes en todos lados en Australia. Puedes pagar para ir a shows de aborígenes, aprender a tocar el didgeridoo (una especie de trutruca), aprender a lanzar un boomerang o escuchar historias del “tiempo de los sueños”, que es la creación del mundo, según la cultura aborigen. Pero al igual que en todo el resto del mundo, los aborígenes no son parte de la vida diaria de Australia. El único que nosotros conocimos, porque no hicimos ningún tour de cultura aborigen, fue la persona que nos vendió las entradas del parque nacional Jervis Bay. Si le preguntas a los australianos sobre los aborígenes, todos dicen que es un “tema complicado”. Supongo que no es diferente de lo que podemos responder cualquiera de nosotros que venimos de países colonizados porque nosotros tampoco sabemos muy bien cómo enfrentar y corregir esta situación. Carsten ha bromeado conmigo por años cada vez que vamos al sur de Chile, porque nunca hemos visto ningún mapuche en la vida real. Siempre me dice que deben ser como los unicornios y que en realidad no existen.

En fin, pero después de este desvío antropológico, volvamos al museo de Vietnam. Este museo abrió el año 2007 y es muy interesante porque tiene mucho equipo (helicópteros, autos, tanques, ropas, etc.) de la época y relata las historias y la vida de los soldados durante la guerra. Hay una presentación holográfica muy simple, pero fantástica, que explica muy bien la participación de Australia en esta guerra. El museo fue fundado y construido por veteranos de Vietnam como una manera de recordar y mostrar a los australianos lo que ellos vivieron durante la guerra. Alrededor de 60.000 australianos blancos (los aborígenes estaban eximidos de ir), en forma obligatoria, tuvieron que ir a la guerra y cuando regresaron el año 1972 fueron recibidos con odio y desprecio; lo cual les hizo muy difícil volver a adaptarse a una vida normal. No fue hasta el año 1987, en que el gobierno organizó un desfile formal en Sídney para darles las gracias por haber peleado en Vietnam.

Después de esta interesante lección de historia, seguimos hacia el sur para recorrer la famosa Great Ocean Road en el estado de Victoria, la cual recorre 250 km que van desde el sur de Melbourne hasta la ciudad de Allansford. La construcción de este camino empezó en 1919, básicamente como una manera de dar trabajo a 3.000 soldados que acababan de regresar de la primera Guerra mundial. El camino recorre la costa y cruza el hermoso parque nacional Otway, al cual entramos varias veces en distintas secciones del camino. Nos detuvimos también en el lugar más famoso del camino, llamado los Doce Apóstoles, que son un grupo de formaciones de piedra caliza que están en el mar cerca de Port Campbell. Es parecido a nuestra Portada de Antofagasta, pero mucho más grande. Aquí nos pasó algo divertido porque estábamos esperando el atardecer, pero estábamos muertos de hambre, así es que nos pusimos a cocinar en el estacionamiento y como teníamos la puerta del auto abierta y estaba lleno de cosas, un simpático señor chino vino a preguntarnos qué es lo que estábamos vendiendo.

Tuvimos dos experiencias muy buenas en el paseo por el Great Ocean Road. En una de las secciones del parque nacional nos quedamos a pasar la noche y pudimos ver los glow-worms, que son las larvas de insectos bio-luminiscentes. No fue tan espectacular como las fotos que hemos visto de las cuevas en Nueva Zelanda y además había luna llena, pero aun así pudimos verlas y fue súper interesante. La foto no es muy buena, pero se puede ver que emiten una luz azulada.

Nuestra segunda experiencia fue en el Lago Elizabeth y durante nuestro camino para llegar allá. Decidimos tomar un camino de tierra cerca del rio Kennett, al norte de Apollo Bay, donde sabíamos que se podían ver koalas en libertad. Vimos varios de ellos y después seguimos por el camino para ir hacia el lago, donde nos habían dicho que se podían ver ornitorrincos. Al llegar caminamos por la orilla del lago, que es muy bonito, y cuando volvimos al auto a almorzar sentimos un ruido en un árbol cercano. Era un koala que iba subiendo el árbol para comer. Fue muy divertido verlo moverse y hacer algo activo, porque todos los demás que vimos siempre estaban durmiendo o sentados en un árbol. También hay que entender que los koalas se alimentan exclusivamente de hojas de un tipo de eucaliptus, el cual les provee de tan poca energía que tienen que dormir un mínimo de 16 horas al día. Su tasa metabólica es muy lenta para poder aprovechar al máximo la energía que les dan las hojas.

Después de almorzar, pasamos varias horas esperando hasta el atardecer y fuimos al lago a buscar los ornitorrincos. Ahi pasamos tres horas bajo la lluvia hasta que finalmente los escuchamos nadando en el agua. Eran cuatro que nadaban y se sumergían en un estanque pequeño al final del lago. Esta fue otra sorpresa de Australia…. Los ornitorrincos son mucho más pequeños de lo que imaginábamos que podrían ser.

Así llegamos al momento en que finalmente emprendimos rumbo norte hacia Sídney y decidimos hacerlo por el interior cruzando el parque nacional de Snowy Mountain, donde pasamos la noche en un camping hermoso en el sector de Willis y tuvimos una familia de canguros que nos acompañó durante la tarde. En nuestro viaje por Australia conocimos mucha gente simpática. A dos de ellos los conocimos cerca del pueblo de Jindabyne. Eran dos motociclistas que iban a participar en la convención de Horizons Unlimited ese fin de semana. Este es un grupo de personas a las que les gusta viajar por el mundo en moto y se reúnen en diferentes lugares del mundo varias veces al año. Conversamos mucho, arreglamos el mundo, nos reímos bastante y luego continuamos cada uno por nuestro camino. De Jindabyne seguimos hacia la costa y los siguientes días los pasamos viendo muchas playas y miradores costeros. Visitamos el parque Jervis Bay y esperábamos poder ver las ballenas jorobadas que habían visto algunas personas el día anterior, pero no tuvimos suerte. No vimos ballenas, pero esa mañana nos visitaron un montón de canguros que querían comerse nuestro desayuno.

En Jervis Bay hicimos nuestro último viraje hacia el norte y pasamos un fin de semana en las famosas “montañas azules” que se ubican unos 100 km al interior de Sídney. Nuestra primera visita al famoso mirador de “Echo Point” donde se pueden ver las aún más famosas rocas llamadas las “Tres Hermanas”, fue bastante caótica. Las montañas azules son muy bonitas y el paisaje es muy parecido a nuestro querido Roraima en Venezuela, pero hay muchos pueblos a lo largo de las montañas, con lo cual el lugar es súper turístico y es un poco raro tener tanta “civilización” en un lugar así. Así es que decidimos buscar algunos de los caminos que no eran tan conocidos y donde había menos gente y lo pasamos súper bien. Caminamos por una ruta que se llama National Pass y fue súper interesante ver que este camino fue construido hace más de 100 años. Los parques nacionales australianos están muy bien mantenidos y los caminos son de piedra y con barandas para afirmarse por todos lados, así es que es muy fácil caminar por ellos y da acceso a muchas personas. Carsten me hacía reír con sus comentarios como: ¿Viste? Si Wayna Picchu en Perú fuera como esto, a nadie le daría miedo subir ahí”. Bueno, nuestros senderos en Sudamérica son bastante más rurales que estos, pero a los que nos gusta recorrerlos, nos gusta que sean más rurales porque significa que hay menos gente y los lugares están mejor conservados. Lo pasamos súper bien en las montañas azules y nos gustó especialmente la vista desde Anvil Rock. Es súper bonito y queremos volver para hacer más caminatas alguna otra vez.

Nuestra última parada fue Sídney y tuvimos suerte que Katie McHugh, una amiga de los “viejos tiempos” de Maersk, fue nuestra acompañante y guía durante uno de los días que estuvimos ahí. La primera tarde la pasamos sacando fotos de la Ópera y del puente de la bahía de Sídney. Al día siguiente tomamos un ferry hacia Manly, donde puedes ver toda la bahía y fuimos hasta la playa Manly. Al regresar caminamos por el costado del jardín botánico hasta una zona que se llama Woolloomooloo y almorzamos en un muy buen restaurant de pescados y mariscos en Potts Point. Después de eso, tomamos un taxi hacia la playa de Bronte, desde donde se puede caminar hasta la famosa playa Bondi, donde pasamos el resto de la tarde en un restaurant acordándonos de los viejos tiempos y riéndonos mucho. Fue un término excelente para estos 14 meses de viaje y quedamos preparados para emprender el viaje a Dinamarca y pasar la navidad con la familia de Carsten este año.

Estoy escribiendo este post desde Copenhague y pasaremos aquí un par de meses para descansar y pensar sobre todas las cosas que hemos vivido en este viaje. Esperamos que se nos ocurran algunas buenas ideas de negocio. Queremos viajar a la isla de Svalbard y también ver si podemos ir a EEUU y Canadá en 2017, así es que los mantendremos informados de nuestros planes.

Queremos dar las gracias a Shane, Greg, Helen y Katie por tomarse la molestia de pasar tiempo con nosotros y pasearnos por Australia. Lo pasamos súper bien y aún nos quedan muchos lugares por ver en Australia, así es que probablemente regresemos en un futuro no muy lejano. Esperamos verlos de nuevo pronto, en Australia o algún otro lugar del mundo.

A todos quienes nos leen les deseamos una muy feliz navidad y nuestros mejores deseos para el próximo año.

Un gran abrazo

Claudia and Carsten

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